martes, 23 de noviembre de 2010

SÁBADO PERDIDO EN UN TIEMPO ATRÁS.

Sábado, 9 p.m. Sólo quedaban restos de lo que por la mañana fue una lluvia copiosa.
Afuera, el viento enfriaba hasta los rincones de las almas.
Otro Sábado en compañía de la soledad.
Decidió cambiar el hábito, calzó zapatillas, jean, remera de Ramones, y mochila a cuestas.
Abrió un cajón, $10 es todo lo que encontró.
Llaves en el bolsillo, besos en la mejilla de mamá y papá. -Vuelvo más tarde dijo.
Caminó tres cuadras, uno de su infinita cantidad de perros la acompañaba.
Llega a Lavalle y Bustamante, en la parada no había siquiera un alma, y su perro ya había quedado atrás.
Se pone los auriculares, mira a su alrededor (siempre fue precavida, siempre miraba a la gente sin mirar).
Suena: Después de la tormenta- Embajada Boliviana.
Llega el colectivo, el corriente colectivo nº 21, alsa la mano, el colectivo para, se sube y se acomoda lo más atras posible.
Ya llegaba a  Blas Parera y Lavalle cuando su celular, lo atiende pero no había voz que respondiera del otro lado.
Cierra los ojos, apoya la cabeza en el asiento: todavía faltaba la mitad del camino. Vuelve a sonar su celular, esta vez era un mensaje de texto: "¿Dónde estás? rezaba, y el remitente... un número extraño.
Decide contestar: "¿Quién sos?"
Pasan 10 minutos, recibe la respuesta: "Sabés quien soy, estoy en la esquina de Buenos Aires y Roque Perez"
Genial, no entendía nada. Igual, debía bajar en esa parada, entonces aprovechó para saber quien era.
Pasaron 10 minutos más... llegaba a la parada, pero parecía no moverle un pelo a su emoción.
Baja... todo estaba oscuro, y para completar, vuelve a llover. No ve a nadie.
"Flooooooor" grita una voz.. era un hombre acercándose. A medida que se acercaba empezó a recordar todo.. el número de teléfono, las promesas, los dolores... Era él. Él, a quien siempre hubo esperado pero vivía olvidando.
La abraza, él, como si nada, como si no supiera de dicho dolor. Ella, todavía atónita, decide hacer lo mismo.
Pasan cinco minutos y deciden caminar hacia el recital, pero, tomando el camino largo.
-¿Querés un cigarrilo?- pregunta él.
-Nn...no, no, gracias.- Responde, todavía recuperándose.
-¿Qué te pasa?- No entendía, él.
-No, nada, es extraño...tenerte acá.
-Sí, pero así es.
Caminaron dos cuadras en silencio, la cabeza de ella iba llena de pensamientos, de RECUERDOS, de esos que se reprimen en una parte oscura de la mente; y la boca de él... llena de humo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario