Su nombre colgaba de los azulejos del baño, las lágrimas se escondían buscando el momento adecuado de actuar.
De repente, un mensaje de texto: "Gracias". Nada más que eso, nada más que un "gracias" que hizo que por fin sintiera que quizás ya no era un juego de ir y venir. Quizás los momentos ahora tendrían sentido.
Él por su parte, ya estaba lejos, ya se encaminaba a su ciudad, llena de luces, personas que caminan a toda velocidad, peligro, humo, edificios y ruidos; y ella... ella se sentó a observar su estrella.
Y ¡ fíjense ustedes! cuán mágico resultó el destino: desde la ventana del colectivo, él observaba las estrellas, y una peculiar llamó su atención... recibió un mensaje de texto: "Mirá esa, la que está arriba de las tres Marías". Era la misma que él observaba.
Que sigiloso, que manera espectacular la de la vida de cruzar caminos, correcta o incorrectamente, todo aquello que nos hace mal, quizás en un momento nos hizo feliz, como a ellos.
(Continuará...)
LAS DISTANCIAS NO SON NADA, A VECES. |